Violencia por razones de género: Un grito que no consigue respuesta

Los ataques machistas se han vuelto un mal cotidiano que afecta a miles de familias

Tenía una voz potente que hacía recordar a una diva mexicana. No en vano se había ganado el nombre de la “Ana Gabriel de Coche”. Pero su destino fue muy diferente. Rosgray del Carmen Ramírez tuvo una vida dura y una permanente lucha contra sí misma, lo que la llevó a sobrevivir al límite de la pobreza atroz en el mercado municipal de Coche.

La vida le negó a Rosgray el éxito con el que soñaba. Aunque tuvo una relativa popularidad en las redes sociales -donde su rasgada voz entonó la llamada “La Luna de América”-, fue finalmente su muerte, en una cruel ironía del destino, la que hizo resonar su nombre en medios y redes, mucho más allá del mercado popular.

Rosgray encontró la muerte a palazos el 9 de mayo, en el mismo mercado capitalino donde cantó, por unas hortalizas que presuntamente se robó. Su victimario, Ángel Galeano, decidió hacer justicia por su propia mano y terminó golpeándola, tan fuerte que la dejó inconsciente. Fue trasladada al Hospital de Coche donde certificaron su muerte.

Una suerte similar fue la de María Mercedes Moros, quien el 27 de mayo fue asesinada por Edgar Vásquez, un hombre con quien había sostenido una relación y que se negaba a aceptar la ruptura.

Esa noche María Mercedes, junto a un grupo de amigos, se reunieron en un edificio de la Misión Vivienda, en La Paz, El Paraíso. Lo que sería un encuentro con algunos tragos terminó cuando su expareja llegó armado y apartó a la mujer del grupo.

Mientras discutían acaloradamente, el hombre sacó un arma de fuego y disparó en repetidas oportunidades contra María Mercedes, luego accionó el arma contra una amiga de la víctima, alcanzándola en el cuello, y finalmente se descerrajó la cabeza.

Muertes que se acumulan

Las historias de Rosgray Ramírez y María Mercedes Moros son apenas dos de las 13 muertes violentas de mujeres registradas en todo el país, durante el mes de mayo, por el “Contador de Mujeres Asesinadas” de Cotejo.info, o de los nueve registros recopilados por el Monitor de Víctimas en Caracas en el período comprendido entre enero y abril del presente año.

«De los nueve casos contabilizados en marzo, en cuatro los asesinos abandonaron el cuerpo de la víctima en la vía pública, en un caso esta sufrió torturas, en otro estuvo desaparecida, en otro sufrió abuso sexual, en otro fue enterrada y en otro hubo otro tipo de ensañamiento”

Colectivo Utopix

Debemos agregar los datos publicados por el colectivo Utopix, que registró diez femicidios en marzo, con un acumulado de 42 en los tres primeros meses de 2024.

Mientras tanto la ONG Cepaz reportó hasta febrero 11 femicidios consumados y 12 en grado de frustración. “En promedio hubo una acción femicida cada 30 horas en Venezuela”, señala el último informe de esa organización.

Destacar que la violencia contra la mujer es un tema que se ha mantenido constante. El Monitor de Víctimas registró en el período comprendido entre mayo de 2017 y abril de 2024 al menos 355 asesinatos de mujeres solo en Caracas. 

Muertes muy cercanas

Una de las cosas que diferencian la violencia por razones de género de la violencia ordinaria, es que aquella es, por lo general, muy personal, y eso se observa en los vínculos que hay entre los protagonistas, las armas usadas y, en oportunidades, el ensañamiento.

Según datos del Monitor de Víctimas, 44% de las nueve víctimas de violencia por razones de género, registradas en los primeros cuatro meses de 2024, conocía a su agresor. Además, al analizar el tipo de armas utilizadas, observamos que casi la mitad de ellas fueron armas de oportunidad -blancas, objetos contundentes, de estrangulación y golpes-. Destaca que en la otra mitad se usaron armas de fuego.

Otro dato importante es que 33% de los casos fueron definidos, por autoridades o por familiares, al Monitor de Víctimas como hechos de violencia por razones de género, un caso que representó el 11% se trató de un ajuste o venganza, dos asesinatos ocurrieron durante robos y en dos casos el móvil no había sido determinado.

De acuerdo con Utopix, del total de los nueve casos contabilizados en marzo, en cuatro posibles femicidios los asesinos abandonaron el cuerpo de la víctima en la vía pública, en un caso esta sufrió torturas, en otro estuvo desaparecida, en otro sufrió abuso sexual, en otro fue enterrada y en otro hubo otro tipo de ensañamiento.

Casi la mitad de las nueve víctimas -registradas en los primeros cuatro meses del año- conocía a su agresor. En cuanto a las armas utilizadas casi la mitad fueron de oportunidad”

Monitor de Víctimas

Este colectivo también investiga sobre los autores de los femicidios. En este particular señalaron que “de los nueve femicidas, cinco fueron detenidos, dos tenían antecedentes penales, uno está fugado, dos cometieron suicidio, uno de ellos era parte de un cuerpo de seguridad del Estado y en un caso su status es indeterminado”.

Cifras negras: el subregistro de los hechos

Debemos destacar las cifras negras, cifras que constituyen un subregistro; en otras palabras hay un importante número de casos que permanecen ocultos. 

En Venezuela, los investigadores de violencia basan gran parte de sus hallazgos en el arqueo y recopilación de información publicada por medios de comunicación y cuentas especializadas en las redes sociales, debido a que las fuentes oficiales no dan información y, cuando lo hacen, es a cuentagotas, entre declaraciones de funcionarios de alto nivel.

En algunos casos, con la intención de ser más eficientes, la información se obtiene a través de métodos de recolección de datos Osint, (siglas en inglés de Open Source Intelligence o Inteligencia de Fuentes Abiertas) que son el “conjunto de técnicas y herramientas utilizadas para recopilar información pública, analizar datos y relacionarlos para convertirlos en datos útiles”. Su fuente fundamental es Internet. 

Otras investigaciones utilizan métodos mixtos que combinan entrevistas a familiares de las víctimas, información policial y arqueo de redes sociales y de medios de comunicación.

Esto se hace evidente al observar diferencias entre las cifras de unas y otras investigaciones, fundamentalmente originadas en los diferentes métodos usados. A pesar de ello todas tienen un subregistro, están manchadas por las cifras negras. 

Este tipo de violencia continúa afectando y su muestra más grave es el aumento de los femicidios. (Imagen cortesía)

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