La trata de personas: De salir a buscar esperanzas a terminar esclavizados

Miles de personas son usadas como mercancías por redes dedicadas al tráfico humano

En menos de una generación, Venezuela pasó de ser el primer exportador de petróleo del continente y una de las naciones más ricas del mundo, a unirse al nada atractivo club de los países pobres al convertirse en el primer exportador de migrantes. En un período muy corto, ocho millones de personas salieron del país buscando una esperanza.

Pero la crisis se hizo patente a mediados de la década de 2010, cuando comenzaron a evidenciarse grietas en el frágil equilibrio que existe entre migración y tráfico humano. 

Históricamente, el continente americano había soportado procesos migratorios provocados por guerras internas y crisis económicas, pero sus oleadas no habían tenido un impacto tan fuerte como el provocado por el éxodo masivo venezolano.

Como sardinas en las redes

En la búsqueda de un futuro mejor, miles terminan enfrentando problemas mayores a los que tenían en su tierra natal. Su migración nació muy al estilo del dicho del personaje de Eudomar Santos: “como nos vaya yendo, vamos viendo”.

«La trata genera hasta $150 mil millones al año. Las autoridades consideran que dos tercios de esa ganancia provienen de la explotación sexual y el otro se divide entre el traslado de migrantes a las fronteras y su explotación laboral”

Organización Internacional del Trabajo

La pobreza los hizo especialmente vulnerables y muchos terminaron siendo víctimas de bandas dedicadas al “negocio” de la trata de personas. Muchos se aventuraron a salir del país, sin siquiera tener documentos de identidad. Eso facilitó su explotación. Sin documentos ni pasaportes, sin entradas legales, su presencia en los países de acogida estaba legalmente comprometida y terminaron atrapados en ciclos de explotación.

Esa condición de minusvalía legal, sumada al desconocimiento de sus derechos y al miedo de ser deportados, terminó perpetuando abusos y maltratos. Al final eran sardinas atrapadas en redes criminales.

Un delito millonario

La trata de personas es uno de los delitos más desconocidos. Se habla de él en forma genérica, redes, bandas, pero cuando se hacen detenciones solo se muestran  algunas caras, poco se conoce de sus implicaciones transnacionales, de los rostros que se ocultan detrás de esta esclavitud moderna, de los millones que manejan.

Sabemos que es un delito que se nutre de la pobreza que, como la estafa, se alimenta de la inocencia de sus víctimas; y últimamente tiene un campo de cultivo en las redes sociales, donde la venta de un estilo de vida aspiracional sirve de anzuelo para engañar, convencer, captar y atrapar a sus víctimas.

Es uno de los delitos en auge con más ganancias, maneja cifras mil millonarias y muchas veces se esconde bajo un manto de pobreza, entre perlas, haciendas y lujosos burdeles.

Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la trata genera hasta $150 mil millones al año. Las autoridades consideran que dos tercios de esas ganancias provienen de la explotación sexual, y el otro tercio, o sea $50 mil millones, se divide entre el traslado de migrantes a las fronteras y su explotación laboral forzada en labores domésticas, mineras y agrícolas.

En los últimos años, el continente americano mantiene un activo mercado de trata. Insight Crime estima que solo en América Latina genera ganancias por unos $12 mil millones. La frontera entre Estados Unidos y México, una de las regiones donde es más activa, genera mucho más.

La situación se ha hecho tan lucrativa que organizaciones criminales como el Tren de Aragua, los carteles mexicanos y colombianos, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC, entre otros, participan en esa nueva fuente de ingresos.

Un delito oculto

La realidad de este delito es como un iceberg, se desconoce más que lo que se ve. No aparece en las cifras oficiales, no hay grandes operativos ni campañas educativas, y aunque existen tratados internacionales para combatirla, no figura entre las prioridades nacionales.

“Determinar el perfil de los grupos criminales involucrados en la trata de personas es una tarea difícil, pues hay un gran subregistro. Grupos de la sociedad civil creen que solo uno de cada cien casos es denunciado ante las autoridades del país. En Estados Unidos, muy pocos casos son denunciados y procesados” señala Insight Crime.

Determinar el perfil de los grupos criminales involucrados es una tarea difícil pues hay un gran subregistro. Grupos de la sociedad civil creen que solo uno de cada cien casos es denunciado” 

Insight Crime

La trata requiere mucho más que buenas intenciones, sus ramificaciones sobrepasan las fronteras, por ello es necesario que los países sumen esfuerzos para combatir esta plaga.

Un delito complejo que requiere un esfuerzo conjunto

La trata de personas es un delito complejo que requiere una respuesta integral por parte de la comunidad internacional y los Estados. La existencia de instrumentos jurídicos internacionales y legislaciones nacionales específicas demuestra el compromiso global para combatir este flagelo, pero eso no lo es todo, es necesario fortalecer la cooperación entre los actores involucrados, así como redoblar los esfuerzos para prevenirla, perseguir a los responsables y proteger a las víctimas.

La ONU recomienda mejorar la recopilación de datos y estadísticas para comprender mejor la magnitud del problema, identificar las tendencias y evaluar la eficacia de las medidas implementadas.

Fortalecer la investigación de sus causas, dinámicas y consecuencias, sensibilizar a la población sobre sus riesgos, así como sobre los derechos de las víctimas y las responsabilidades de los Estados y la sociedad civil.

Por tratarse de un delito transnacional es esencial fortalecer la cooperación entre los Estados, organizaciones internacionales y sociedad civil para compartir información para combatir la trata de personas de manera conjunta.

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