Migrar persiguiendo un sueño para terminar encontrando la muerte

Cientos de migrantes venezolanas han sido asesinadas en medio de una silenciosa ola de violencia

Hay lugares que parecen estar destinados a dejar huellas en la conciencia de la humanidad, uno de ellos está en una ciudad fronteriza entre México y Estados Unidos, una ciudad que entre las décadas de 1990 y 2020 se hizo tristemente célebre por una ola de femicidios que acabó con la vida de al menos 700 mujeres: Ciudad Juárez.

En medio de esa ciudad estaba Irianny Yelimar Bruces Riera, muy cerca de El Paso (Texas, EEUU), el final de un largo recorrido que había iniciado meses atrás y donde esperaba comenzar a ver sus sueños hechos realidad. Pero todo se truncó el 26 de abril, cuando junto a una amiga, quien tenía entre 15 y 20 años, tomaron un taxi.

El carro transitaba entre las calles 20 de noviembre y Vicente Suárez cuando fue interceptado por otro vehículo en el que viajaban sujetos armados. Los hombres obligaron a las dos mujeres a bajarse y las ametrallaron. Allí, junto a los fantasmas de cientos de otras mujeres, terminaron los sueños de Irianny.

Para la familia de la joven venezolana comenzaba una pesadilla que se extendería por casi dos meses, hasta que a mediados de junio, el cuerpo fue identificado.

La historia de Irianny no es la única tragedia que arropa a migrantes venezolanas. Cientos de mujeres han sido asesinadas en el camino que recorrían cuando salieron persiguiendo un sueño.

Venezolanas muertas por todo el continente

La violencia contra las mujeres ha sido una de las banderas que han adoptado los movimientos feministas, que han venido alertando sobre el peligro que amenaza a todas las mujeres: Ser víctimas de ataques y hasta de asesinatos por el simple hecho de ser mujeres.

Aimee Zambrano
Fundadora y directora de Utopix

En muchos países se han tomado medidas dirigidas a atacar este problema, sin embargo, en países como Venezuela, donde hay un fuerte bloqueo de datos, las iniciativas de contabilizar los femicidios y alertar sobre ellos quedaron en manos de organizaciones no gubernamentales, movimientos feministas y medios de comunicación.

Una de estas iniciativas, es Utopix, cuya directora y fundadora, Aimee Zambrano, recuerda que en 2019 se inició el registro de los femicidios, “pero solo recogemos información de los casos mediatizados”.

Agrega que a partir de 2021 esta organización comenzó a recopilar datos sobre los femicidios de venezolanas en el exterior, “y comenzamos a detectar una serie de patrones alarmantes”.

“Ese año (2021) contabilizamos 42 femicidios en Colombia, el país con la mayor cantidad de casos; luego Perú con ocho casos, luego Chile, EEUU y Ecuador con dos casos cada uno y posteriormente encontramos a Brasil, Argentina, Guatemala y Guyana con un caso respectivamente para dar un total de 60 mujeres asesinadas”.

“Luego nos encontramos con un salto enorme en el año 2022, cuando contabilizamos 68 casos de femicidio de venezolanas en el exterior. Contamos 40 casos en Colombia, 13 en Perú, cuatro casos en Chile, cuatro casos en Estados Unidos y Ecuador, un caso en Brasil, España y Panamá. Vemos que Colombia es el país donde ocurre mayor cantidad de femicidios, seguido por Perú”.

Respecto al año 2023, Zambrano señala: Hasta mayo contabilizamos 38 femicidios. 19 en Colombia, 10 diez en Perú; tres en Chile y Estados Unidos; dos casos en Brasil y uno en Ecuador. Colombia sigue al frente seguido por Perú.

La activista destaca un aspecto que le llamó la atención: “En mayo de 2023 vimos una mayor cantidad de femicidios en Perú. Los cuatro femicidios están asociados al crimen organizado, uno a una red de extorsión y los otros tres casos relacionados con la trata de mujeres y a la prostitución forzada. Queda en evidencia que en Perú hay problemática grave relacionada con los temas de explotación sexual de la mujer”

Protagonistas de la violencia

A lo largo de estos últimos años en los que han levantado casos de femicidios de venezolanas en el exterior, en Utopix detectaron que existen diversos tipos de femicidios.

Están los llamados íntimos, en los que el victimario y la víctima tenían o tuvieron una relación.

Se encuentran también los femicidios vicarios, en los que se asesina a madres e hijas del objetivo de la agresión, acá los victimarios también sostuvieron una relación con las víctimas.

Están los asesinatos a manos de bandas delincuenciales que ocurren mayoritariamente en Colombia, Perú y Ecuador, están relacionados a sicariatos, también con redes de trata y de prostitución forzada.

Además están los casos relacionados con extorsión a mujeres dueñas de negocios en las fronteras y cercanos a trochas.

Aimee Zambrano
Fundadora y directora de Utopix

Zambrano destaca que se ha comenzado a evidenciar el aumento del protagonismo del crimen organizado en los asesinatos de mujeres, así como el impacto de la explotación sexual como uno de los principales causantes de la violencia contra las mujeres.

Muestra de ello es el incremento en Perú de las venezolanas rescatadas de redes de tratantes de personas y de prostitución forzada. Reportes de prensa señalan que en un lapso de seis años pasó de ser una cifra prácticamente inexistente a representar el 85% de las víctimas rescatadas de estas redes.

En la mira de las redes de trata

“Venezuela dejó de ser un país de tránsito para convertirse en un país en el que las redes dedicadas a la trata de personas se dedican a captación de mujeres, adolescentes y niñas”, destacó Aimee Zambrano.

Abundan las ofertas engañosas. Por casi nada estas redes prometen el trabajo soñado, salarios excelentes, comida, casa, la nacionalidad. Ofrecen una vida de fiestas y lujos, a cambio de trabajos que no requieren de estudios, trabajos de niñeras, venta en tiendas, meseras, o modelos, pero en realidad detrás están los carteles de trata y prostitución.

“Imaginamos que detrás de esas redes están seres oscuros y horribles, pero en realidad son personas, aparentemente normales. Adolescentes, muchachas que aparentan vivir una vida de lujo, un chico que conocen, todos tienen una estrategia de enganche y de captación, invierten dinero para ganar dinero, solo que lo ganan explotando a sus víctimas que para ellos son un producto más”.

“Madres, padres y familiares, tenemos que hablar de estos temas con nuestros muchachos y muchachas, tenemos que enseñarles a prevenir y a estar alerta ante todos estos riesgos”, alertó la activista.

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