¿Puede la epidemia de fentanilo propagarse por América Latina?

Se trata de un enorme riesgo que se extiende de la mano de cárteles y narcotraficantes

En los últimos años, las redes sociales comenzaron a presentar una serie de perturbadores videos sobre los efectos de lo que se denominó la “droga zombie”.

Muchos de ellos, grabados en ciudades estadounidenses como Philadelphia y Los Ángeles, mostraban a grupos de personas bajo los efectos de una droga que los dejaba en un estado catatónico, como dormidos pero de pie, flacos, perdidos, desconectados de la realidad.

Ese fue el inicio de lo que luego se convertiría en una epidemia que se extendería por el gigante del norte. No eran una o dos, sino decenas y luego cientos de personas en las garras de una droga que hacía estragos: el fentanilo.

Al ver los videos, uno era espectador de un documental del horror. Muchos “analistas” reflexionaban sobre los males del capitalismo o los aberrados efectos de la “nociva sociedad norteamericana”; otros se refugiaban pensando que eso no podría ocurrir en nuestros tranquilos “paraísos tropicales”.

Pero, ¿estamos tranquilos?

Al menos eso pensábamos hasta que el pasado 7 de septiembre una incautación se coló en los noticieros: En el estado Táchira fue detenido un hombre a quien le encontraron 45 porciones de fentanilo. En esa oportunidad el gobernador de la entidad habló del “muro de contención” contra la droga.

Un poco más tarde, el muro hacía aguas: el 4 de octubre, en otro decomiso, esta vez en La Guaira, detuvieron a Endi Manuel Rivero Marín (40), a quien le encontraron nueve ampollas de fentanilo de uso médico.

La lucha contra el fentanilo es mucho más que incautar drogas, hace falta educación y prevención. La sociedad debe tomar cartas antes de que el problema se le escape de las manos y se enfrente a una epidemia que puede ser calificada de apocalíptica”

Luis Izquiel
Docente universitario y criminólogo

Dos semanas después, el 17 de octubre, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) incautó 100 ampollas de fentanilo y detuvo a cinco personas, entre ellas el director del Hospital Miguel Oraa de Guanare, estado Portuguesa.

Aunque no han sido reportados casos de sobredosis de esta droga, ni se han visto los “zombies” en las calles, algunos síntomas de esta epidemia comenzaron a aparecer en México, Colombia, Ecuador, Brasil, Perú y Venezuela.

Algunos médicos consultados, quienes pidieron no ser identificados por razones obvias, indicaron que se habrían registrado no solo sobredosis, sino también decesos calificados por las autoridades como “muertes por drogas” o “a determinar”.

El cronómetro comenzó a rodar

Para comprender la magnitud del problema hay que conocer las bases de la epidemia. “El fentanilo es un opioide sintético diseñado para aliviar dolores muy fuertes, de enfermedades y postoperatorios. Cuando medicamentos como la morfina no surten efecto, los galenos apelan por el fentanilo”, señala el criminólogo y docente universitario Luis Izquiel.

El problema con los opioides no es nuevo en Estados Unidos. “Desde la posguerra enfrentaban un creciente consumo de opio y heroína y se agravó tras las guerras de Corea y Vietnam, con el movimiento contracultural de los años 60, así como por el crecimiento de redes de narcotraficantes que sembraron raíces en Nueva York, Philadelphia, California, Chicago y Florida”, agregó.

Pero en los años 80 y 90 hubo un cambio. Una nueva medicina fue recetada para el tratamiento del dolor: opioides sintéticos que eran muy adictivos. Luego se hizo evidente la epidemia de adicciones y el gobierno los prohibió. Pero el daño ya estaba hecho, los adictos saltaron a las drogas fuertes.

Y llegó el fentanilo. El gobierno de EEUU apunta a dos orígenes: a China, acusada de vender los precursores del mortal producto a muy bajo precio, y a los cárteles mexicanos. Así las ciudades se inundaron de una droga nueva y barata, vendida a una fracción de las demás (apenas entre dos y cinco dólares la dosis). El apocalipsis estaba servido.

Diferencias continentales

La página de investigación periodística Insight Crime, en un reportaje publicado a mediados de octubre, analiza el supuesto avance del fentanilo en Latinoamérica y la posibilidad de que se replique el escenario de Estados Unidos.

Entre los hallazgos, la investigación destaca la diferencia entre la droga incautada en América Latina y en Estados Unidos: El incautado en el sur, en su mayoría, es de uso médico, producido por laboratorios y desviado de hospitales; mientras que el del norte es elaborado “artesanalmente” por los cárteles.

Otra diferencia es la estructura de las organizaciones que lo comercian, mientras que los cárteles son sumamente organizados, con cadenas de producción y distribución, en nuestros países son pequeñas bandas y redes que desvían el fentanilo de hospitales hacia el mercado ilegal.

En México, Colombia y Brasil se ha detectado fentanilo producido por organizaciones delictivas, por lo que es cuestión de tiempo que el producto comience a inundar las calles.

El fentanilo, al ser mezclado con otras drogas para potenciar sus efectos, creará cientos o miles de adictos muy fácilmente”

Luis Izquiel
Docente universitario y criminólogo

Si bien “en nuestros países cripy, marihuana y cocaína son las drogas más consumidas y los opioides tienen un bajo consumo, en EEUU hay un mercado de drogas enorme, la marihuana ha sido legalizada en varios estados, la cocaína, las metanfetaminas y la heroína son muy consumidas y es allí donde los cárteles productores de fentanilo hicieron su nicho”, agregó Izquiel.

Poner las barbas en remojo

En Estados Unidos se ha detectado que el fentanilo es mezclado con otras drogas para potenciar sus efectos, lo que quiere decir que cientos, quizá miles, de personas se encuentran en el camino de quedar enganchados a la droga. O a sus dealers.

“Esos narcotraficantes inescrupulosos han provocado un incremento en los fallecidos por sobredosis. Mucha gente cree que está consumiendo cocaína o éxtasis, y resulta que al estar ligada con fentanilo y ser mucho más adictiva están más cerca de la muerte”, acotó Izquiel.

“Por esta razón, en EEUU han tomado acciones, como distribuir tiras de prueba para que los usuarios puedan verificar si están mezcladas con fentanilo y evitar su consumo. Además, para atacar las muertes por sobredosis, distribuyen gratuitamente el medicamento Narcan, usado para salvar la vida a los adictos”, agregó.

“En todo caso, la lucha contra este producto es mucho más que incautar drogas, nace de la educación y la prevención, la sociedad debe tomar cartas antes de que el problema se le escape de las manos y enfrente una epidemia que puede ser calificada de apocalíptica,” concluyó Izquiel.

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