Inseguridad en las vías, consecuencia de la impunidad y la imprudencia

Suben los accidentes de motorizados pero no inician campañas para atacar el problema

Cada vez se ha hecho más común ver imágenes de motorizados caídos en las vías venezolanas, muchos de ellos gravemente heridos o muertos. Reportes de prensa reseñaron que entre el viernes 31 de mayo y el domingo 2 de junio, solo en el estado Carabobo, cinco motorizados o sus acompañantes perdieron la vida en accidentes de tránsito. La cifra de fallecidos en todo el país durante los fines de semana podrían elevarse hasta 40 o 50. 

En los últimos cuatro años hemos sido testigos de una escalada en los accidentes de tránsito, particularmente los que involucran motociclistas. Pero hacer un análisis sobre este tema se dificulta debido a la inexistencia de datos oficiales. 

Desconocemos las cantidades de motos y vehículos circulando, cifras de accidentes, de muertos y heridos, datos por estados, por vías, por causas; en fin, se desconoce el impacto real de los accidentes de tránsito y qué se está haciendo para prevenirlos.

Sin embargo, la realidad es tan evidente que es imposible ignorarla: Semanalmente se registran al menos diez accidentes mortales en Caracas, más del 80% protagonizados por motorizados, según datos suministrados por rescatistas. En promedio, al menos cinco mueren semanalmente en accidentes solo en Caracas. Y las cifras se disparan.

Una licencia sin mucho problema

Para comprender las razones del incremento de los accidentes, debemos observar qué está ocurriendo en este sector. En primer lugar, debemos saber cuáles son los requisitos para conducir motos en Venezuela.

«Viajar a exceso de velocidad, realizar maniobras peligrosas, ignorar las normas básicas de tránsito se hizo habitual. Las muertes comenzaron a acumularse y mientras tanto no hay políticas dirigidas a atacar el problema”

Víctor de Gouveia
Abogado

La Ley de Transporte Terrestre establece (Art. 67) la clasificación de licencias de conducir y especifica que “para conducir motocicletas, la persona debe portar licencia de segundo grado”, un tipo de licencia con una particularidad: hay clases A y B. 

La licencia A se otorga a adolescentes mayores de 16 años y menores de 18, es válida para manejar motos de hasta 80cc. La licencia B es para conducir cualquier cilindrada y destinada a mayores de 18 años.

“Para obtener la licencia se debe aprobar un examen teórico-práctico que evalúa los conocimientos y habilidades necesarias para conducir de manera segura y responsable, además de reunir otros requisitos como presentar la Planilla Única de Trámite, cédula de identidad laminada vigente, certificado médico vial vigente y ‘Certificación de Saberes’ emitida por una escuela autorizada”, recordó el abogado Víctor de Gouveia. 

Boom de marcas

Para entender la situación del tránsito debemos comprender el boom de marcas y modelos que se produjo en el mercado en los últimos años, así como una explosión en las ventas. 

Con la dolarización de la economía, los mercados se reactivaron, desde la alta gama hasta las populares marcas chinas que instalaron ensambladoras en el país, todas vivieron un repunte. Al multiplicarse la oferta, cayeron los precios y muchos encontraron la posibilidad de comprar su moto. 

Mototaxistas y Covid-19

Además nos encontramos con dos puntos de inflexión en la proliferación de motorizados. Por una parte, la legalización de las líneas de mototaxis, una alternativa popular en el transporte público. Estas líneas se multiplicaron y se establecieron en las barriadas de todo el país.

Por la otra, la pandemia de Covid-19 creó una nueva fuente de empleo para los motorizados, quienes vieron como sus servicios eran requeridos por restaurantes, automercados, farmacias y cientos de comercios que enfrentaban el cierre obligatorio de sus santamarías, viendo en las entregas a domicilio un mecanismo de supervivencia.

Además, el surgimiento de aplicaciones de delivery renovaron la imagen del antiguo mensajero motorizado y lo multiplicaron, abriendo un mercado a cambio de comisiones pírricas, pero necesarias.

Entendiendo al motorizado

Así, de pronto, miles de personas rompían las cadenas de madrugar y tener que caminar y tomar tres y hasta cuatro colectivos para ir a trabajar, a llevar a sus hijos hasta sus escuelas, ir a la playa o al cine, ahora la moto llega casi hasta la puerta de su casa. 

Quienes viven en zonas aisladas y rurales pueden movilizarse a centros urbanos, no están obligados a caminar largos trechos para comprar o vender productos, para visitar a sus familias o hacer diligencias.

«Una moto brinda a las familias movilidad y mejora su calidad de vida. Representa la posibilidad de un mejor trabajo, hacer compras, ir a la escuela, a centros de salud, llevar comida”

Víctor de Gouveia
Abogado

Una moto brinda a las familias movilidad y mejora su calidad de vida. Representa la posibilidad de un mejor trabajo, de hacer compras, ir a la escuela en menor tiempo, ir a centros de salud, llevar comida caliente, llegar temprano, en fin, una diferencia del cielo a la tierra.

El tema es que sin autoridad no hay controles

El problema de la siniestralidad en el tránsito no se limita a las motos. A juicio de rescatistas consultados, se vive una anarquía general en las vías, lo que se evidencia en la cantidad de accidentes mortales que ocurren en todo el país. 

“Cuando no hay una autoridad que haga cumplir las leyes y sancione a los infractores, nos encontramos con la impunidad que estimula el incumplimiento de esas mismas normas, si los que detentan el poder no respetan las leyes, ¿cómo le exigen al ciudadano común que las respete?”, señaló Víctor de Gouveia. 

Como lo hemos dicho en otras oportunidades, el bien y el mal están separados por una muy delgada línea. Si existen normas y no se cumplen, la anarquía toca las puertas y más temprano que tarde las vías comienzan a llenarse de infractores conduciendo a altas velocidades. Se hizo usual ver motorizados sin cascos, con tres o más parrilleros o con cargas pesadas. 

“Viajar a exceso de velocidad, realizar maniobras peligrosas, ignorar las normas básicas de tránsito como no circular por las aceras o detenerse en los semáforos, entre otras, se hizo habitual. Las muertes comenzaron a acumularse y mientras tanto no hay políticas dirigidas a atacar el problema que seguirá cobrando vidas útiles”, concluyó el abogado.

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