Sombras del mal: El jardinero asesino de Toronto

Thomas Bruce sembraba los cadáveres de sus víctimas en macetas en las casas de sus clientas

Hay historias en las que la indiferencia, los prejuicios y la falta de empatía de las autoridades terminan encubriendo el actuar de asesinos seriales.

Esta es la historia de Thomas Donald Bruce McArthur, un hombre nacido el 8 de octubre de 1951 en Argyle, Nueva Escocia, Canadá, en el seno de una familia profundamente religiosa.

Para disipar las dudas sobre su comportamiento homosexual, a mediados de los años 70 se casó con su novia del colegio y tuvieron dos hijos. El matrimonio se fracturó y, tras el divorcio, se mudó a Toronto.

Posteriormente Thomas Bruce salió del closet, usaba las apps de citas, tuvo novios y una activa vida en The Village, epicentro gay de Toronto. Fundó una empresa de paisajismo y en Navidades vestía de Santa Claus. Nada presagiaba lo que venía.

El 31 de octubre de 2001 atacó con un tubo a un hombre y casi lo mata. Su víctima escapó, pero el hecho fue tratado como una riña entre parejas. Thomas Bruce fue condenado a un año de arresto domiciliario.

Nueve años más tarde inició su cosecha asesina. El 6 de septiembre de 2010 abusó y mató a uno de sus empleados, Skandaraj “Skanda” Navaratnam, un esrilanqués de 40 años. Luego, el 28 de diciembre, asesinó al afgano Abdulbasir “Basir” Faizim, de 42. Sus víctimas desaparecían sin dejar rastros.

El 18 de octubre de 2011 desaparecía otro refugiado, Majeed “Hamid” Kayhan. La policía entrevistó a Thomas Bruce, quien dijo no saber nada de la desaparición; tampoco verificó la conducta previa del paisajista. Luego la investigación se desvió, por dos años, siguiendo a un pedófilo. El asesino siguió sembrando muertos, literalmente.

Entre agosto de 2015 y abril de 2016 mató a Soroush Mahmudi, refugiado iraní; Krishna Kumar Kanagaratnam (37), refugiado tamil, y al migrante Dean Lisowick (43).

En junio de 2016 invitó a un hombre a divertirse en su camioneta roja. Su acompañante se defendió y escapó, denunció a Thomas Bruce y, de nuevo, la policía trató el tema como una pelea entre amantes.

Ignorado por las autoridades, siguió atacando: El 20 de marzo de 2017 mató a Selim Esen, un turco de 44 años, y el 26 de junio de 2017 al camarero Andrew Kinsman, un activista de la comunidad gay. La acumulación de desapariciones desató protestas.

La presión llevó a la policía a designar un grupo para esclarecer los casos. Identificaron la camioneta roja en la que Kinsman fue visto por última vez: era de Thomas Bruce, quien la había vendido.

La policía ubicó la camioneta y encontraron sangre en su interior y muestras de ADN que pertenecían a Kinsman, entre otras evidencias. Allanaron el apartamento de Bruce y en su computadora descubrieron fotos de las víctimas. Luego solicitaron su detención.

Lograron capturarlo cuando estaba con otra inminente víctima. Esta vez la policía salvó al hombre y finalmente detuvo al asesino.

No hallaban los cuerpos, hasta que finalmente localizaron restos humanos en macetas ubicadas en las casas de sus clientas ricas favoritas, cada semana visitaba y arreglaba esas macetas.

Cuando se inició el juicio, Thomas Bruce disipó las dudas al gritar: “los maté a todos”. Fue juzgado y condenado a ocho cadenas perpetuas.

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